UN CURSO DE MILAGROS
LIBRO DE EJERCICIOS
Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
PRIMERA PARTE :
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1-50
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51-100
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101-150
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151-200
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201-220
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SEGUNDA PARTE :
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221-270
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271-320
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321-365
]
Todas las cosas son ecos de la Voz que habla por Dios.
Tengo el poder de decidir.
En mi indefensión radica mi seguridad.
Me cuento entre los ministros de Dios.
Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.
Camino con Dios en perfecta santidad.
En Su Presencia he de estar ahora.
Hoy aprendo a dar tal como recibo.
Doy los milagros que he recibido.
Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí.
Dame tu bendición, santo Hijo de Dios.
Soy tal como Dios me creó.
La muerte no existe. El Hijo de Dios es libre.
Ahora somos uno con Aquel que es nuestra Fuente.
Que me mente no niegue el Pensamiento de Dios.
Se me han confiado los dones de Dios.
Sólo hay una vida y ésa es la vida que comparto con Dios.
Tu gracias me es dada. La reclamo ahora.
Por la gracia vivo. Por la gracia soy liberado.
en Dios no hay crueldad ni en mí tampoco.
Quinto repaso
Introducción
(151-152)
(153-154)
(155-156)
(157-158)
(159-160)
(161-162)
(163-164)
(165-166)
(167-168)
(169-170)
Introducción a las lecciones 181-200
Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.
Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.
Invoco el Nombre de Dios y el mío propio.
El Nombre de Dios es mi herencia.
Deseo la paz de Dios.
De mí depende la salvación del mundo.
Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo.
La paz de Dios refulge en mí ahora.
Siento el Amor de Dios dentro de mí ahora.
Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.
Soy el santo Hijo de Dios Mismo.
Tengo una función que Dios quiere que desempeñe.
Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
Pongo el futuro en Manos de Dios.
El amor es el camino que recorro con gratitud.
Es únicamente a mí mismo a quien crucifico.
No puede ser sino mi propia gratitud la que me gano.
Sólo mi propia condenación me hace daño.
No soy un cuerpo. Soy libre.
No hay más paz que la paz de Dios.