LECCIÓN 193
Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda.
- El aprendizaje es algo que le es ajeno a Dios.
2Su Voluntad, no obstante, se extiende hasta lo que Él no
entiende; en el sentido de que Él dispone que la felicidad que Su Hijo
heredó de Él permanezca incólume, sea perpetua y por siempre en aumento,
que se expanda eternamente en la dicha de la creación plena, que sea
eternamente receptiva y absolutamente ilimitada en Él.
3Ésa es Su Voluntad.
4Por lo tanto, Su Voluntad provee los medios para garantizar que se cumpla.
- Dios no ve contradicciones.
2Sin embargo, Su Hijo cree verlas.
3Por eso tiene necesidad de Alguien que pueda corregir su
defectuosa manera de ver y ofrecerle una visión que lo conduzca de nuevo
al lugar donde la percepción cesa.
4Dios no percibe en absoluto.
5Él es, no obstante, Quien provee los medios para que la
percepción se vuelva lo suficientemente hermosa y verdadera como para
que la luz del Cielo pueda resplandecer sobre ella.
6Él es Quien responde a las contradicciones de Su Hijo y
Quien mantiene su inocencia a salvo para siempre.
- Éstas son las lecciones que Dios quiere que aprendas.
2Su Voluntad se refleja en todas ellas, y ellas reflejan Su
amorosa bondad para con el Hijo que Él ama.
3Cada lección encierra un pensamiento central, que se repite en todas ellas.
4Su forma es lo único que varía, según las circunstancias,
los acontecimientos, los personajes o los temas, los cuales parecen ser
reales, pero no lo son.
5Su contenido fundamental es el mismo
6y es éste:
7Perdona, y verás esto de otra forma.
- Es cierto que no parece que todo pesar no sea más que una falta de perdón.
2No obstante, eso es lo que en cada caso se encuentra tras la forma.
3Esta uniformidad es lo que hace que el aprendizaje sea algo
seguro, ya que la lección es tan simple que al final no se puede rechazar.
4Nadie se puede ocultar para siempre de una verdad tan obvia,
que aunque se presenta en innumerables formas, se puede reconocer con
la misma facilidad en todas ellas, sólo con desear ver la simple lección
que allí se encierra.
Perdona, y verás esto de otra forma.
2Éstas son las palabras que el Espíritu Santo te dice en medio
de todas tus tribulaciones, todo dolor y todo sufrimiento, sea cual sea
la forma en que se manifiesten.
3Éstas son las palabras con las que a la tentación le llega su
fin, y la culpabilidad, abandonada ahora, deja de ser objeto de reverencia.
4Éstas son las palabras que ponen fin al sueño de pecado y
eliminan todo miedo de la mente.
5Éstas son las palabras mediante las cuales al mundo entero le llega la salvación.
- ¿No deberíamos acaso aprender a decir estas palabras cada vez
que nos sintamos tentados de creer que el dolor es real y la muerte se
vuelva nuestra elección en lugar de la vida?
2¿No deberíamos acaso aprender a decirlas una vez que
hayamos comprendido el poder que tienen para liberar a todas las mentes
de la esclavitud?
3Éstas son palabras que te dan poder sobre todos los
acontecimientos que parecen tener control sobre ti.
4Ves esos acontecimientos correctamente cuando mantienes
estas palabras en tu conciencia, sin olvidarte de que son aplicables a
todo lo que ves o a todo lo que cualquier hermano contemple erróneamente.
- ¿Cómo puedes saber cuándo estás viendo equivocadamente o cuándo
no está alguien percibiendo la lección que debería aprender?
2¿Parece ser real el dolor en dicha percepción?
3Si lo parece, ten por seguro que no se ha aprendido la lección,
4y que en la mente que ve el dolor a través de los ojos que
ella misma dirige permanece oculta una falta de perdón.
- Dios no quiere que sigas sufriendo de esa manera.
2Él quiere ayudarte a que te perdones a ti mismo.
3Su Hijo no recuerda quién es,
4y Dios no quiere que se olvide de Su Amor ni de todos los
dones que Su Amor trae consigo.
5¿Renunciarías ahora a tu propia salvación?
6¿Dejarías acaso de aprender las sencillas lecciones que el
Maestro celestial pone ante ti para que todo dolor desaparezca y el
Hijo pueda recordar a su Padre?
- Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que aprendas.
2Él no deja ningún pensamiento rencoroso sin corregir, ni
que ninguna espina o clavo lastime en modo alguno a Su santo Hijo.
3Él quiere asegurarse de que su santo descanso permanezca sereno
e imperturbable, sin preocupaciones, en un hogar eterno que cuida de él.
4Él quiere que todas las lágrimas sean enjugadas y que no
quede ni una sola más por derramar, ni ninguna que sólo esté esperando
el momento señalado para brotar.
5Pues Dios ha dispuesto que la risa reemplace a cada una de
ellas y que Su Hijo sea libre otra vez.
- Hoy trataremos de superar en un solo día miles de aparentes obstáculos a la paz.
2Deja que la misericordia llegue a ti cuanto antes.
3No trates de posponer su llegada ni un sólo día, minuto o instante más.
4Para eso se hizo el tiempo.
5Úsalo hoy para lo que es.
6Dedica, mañana y noche, el tiempo que puedas a lo que éste
tiene como propósito, y no permitas que el tiempo que dediques sea menos
que el que sea necesario para satisfacer tu más imperiosa necesidad.
- Da todo lo que puedas, y luego da un poco más.
2Pues ahora nos levantaremos apresuradamente e iremos a casa de nuestro Padre.
3Hemos estado ausentes demasiado tiempo y ya no queremos
seguir demorándonos más aquí.
4Según practicamos, pensemos en todas las cosas con las que
nos hemos quedado para resolverlas por nuestra cuenta y que hemos
mantenido fuera del alcance de la curación.
5Entreguémoselas a Aquel que sabe cómo contemplarlas de manera que desaparezcan.
6La verdad es Su mensaje; la verdad es Su enseñanza.
7Suyas son las lecciones que Dios quiere que aprendamos.
- Hoy, y en los días venideros, dedica un poco de tiempo cada hora
a practicar la lección del perdón tal como se indique.
2Trata de aplicarla a lo acontecido en esa hora, de manera
que la próxima esté libre de todo ello.
3De esta manera, las cadenas del tiempo se desatarán fácilmente.
4No dejes que ninguna hora arroje su sombra sobre la siguiente,
y cuando haya transcurrido, deja que todo lo acontecido se vaya con ella.
5De este modo, permanecerás libre y en paz eterna en el mundo del tiempo.
- Ésta es la lección que Dios quiere que aprendas: Hay una manera
de contemplarlo todo que te acerca más a Él y a la salvación del mundo.
2A todo lo que habla de terror, responde de esta manera:
3Perdonaré, y esto desaparecerá.
4Repite estas mismas palabras ante toda aprensión, preocupación o sufrimiento.
5Y entonces estarás en posesión de la llave que abre las
puertas del Cielo y que hace que el Amor de Dios el Padre llegue por
fin hasta la tierra para elevarla hasta el Cielo.
6Dios Mismo dará este paso final.
7No te niegues a dar los pequeños pasos que te pide para que
puedas llegar hasta Él. |