LECCIÓN 344
Hoy aprendo la ley del amor: que lo que le doy a mi
hermano es el regalo que me hago a mí mismo.
- Ésa es Tu ley, Padre mío, no la mía.
2Al no comprender lo que significaba dar, procuré quedarme
con lo que deseaba sólo para mí.
3Y cuando contemplé el tesoro que creía tener, encontré un
lugar vacío en el que nunca hubo nada, en el no hay nada ahora y en el
que nada habrá jamás.
4¿Quién puede compartir un sueño?
5¿Y qué puede ofrecerme una ilusión?
6Pero aquel a quien perdone me agasajará con regalos mucho
más valiosos que cualquier cosa que haya en la tierra.
7Permite que mis hermanos redimidos llenen mis arcas con los
tesoros del Cielo, que son los únicos que son reales.
8Así se cumple la ley del amor.
9Y así es como Tu Hijo se eleva y regresa a Ti.
- ¡Qué cerca nos encontramos unos de otros en nuestro camino hacia Dios!
2¡Qué cerca está Él de nosotros!
3¡Qué cerca el final del sueño del pecado y la redención del
Hijo de Dios!
|