LECCIÓN 239
Mía es la gloria de mi Padre.
- No permitamos hoy que la verdad acerca de nosotros se oculte tras
una falsa humildad.
2Por el contrario, sintámonos agradecidos por los regalos que
nuestro Padre nos ha hecho.
3¿Sería posible acaso que pudiéramos advertir algún vestigio
de pecado o de culpa en aquellos con quienes Él comparte Su gloria?
4¿Y cómo podría ser que no nos contásemos entre ellos, cuando
Él ama a Su Hijo para siempre y con perfecta constancia, sabiendo que es
tal como Él lo creó?
- Te damos gracias, Padre, por la luz que refulge por siempre en nosotros.
2Y la honramos porque Tú la compartes con nosotros.
3Somos uno, unidos en esa luz y uno Contigo, en paz con toda
la creación y con nosotros mismos.
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