LECCIÓN 234
Padre, hoy vuelvo a ser Tu Hijo.
- Hoy vislumbraremos el momento en que los sueños de pecado y de
culpa hayan desaparecido y hayamos alcanzado la santa paz de la que
nunca nos habíamos apartado.
2Sólo un instante ha transcurrido entre la eternidad y lo intemporal.
3Y fue tan fugaz, que no hubo interrupción alguna en la
continuidad o en los pensamientos que están eternamente unidos cual uno solo.
4Jamás ocurrió nada que perturbase la paz de Dios el Padre ni la del Hijo.
5Hoy aceptamos la veracidad de este hecho.
- Te agradecemos, Padre, que no podamos perder el recuerdo de Ti ni el de Tu Amor.
2Reconocemos nuestra seguridad y Te damos las gracias por
todos los dones que nos has concedido, por toda la amorosa ayuda que
nos has prestado, por Tu inagotable paciencia y por habernos dado Tu
Palabra de que hemos sido salvados.
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