LECCIÓN 106
Déjame aquietarme y escuchar la verdad.
- Si no le prestases atención a la voz del ego, por muy ensordecedora
que parezca ser su llamada; si no aceptases sus míseros regalos que no
te aportan nada que realmente quieras, y si escuchases con una mente
receptiva que no te haya dicho lo que es la salvación, podrías entonces
oír la poderosa Voz de la verdad, serena en su poder, fuerte en su
quietud y absolutamente segura de Sus mensajes.
- Escucha, y oye a tu Padre hablarte a través de la voz que Él ha
designado sea su Voz, la cual acalla el estruendo de lo que no tiene
sentido y les muestra el camino de la paz a los que no pueden ver.
2Aquiétate hoy y escucha la verdad.
3No te dejes engañar por las voces de los muertos, que te dicen
que han encontrado la fuente de la vida y te la ofrecen para que creas en ella.
4No les hagas caso, antes bien, escucha la verdad.
- Hoy no tengas miedo de eludir las voces del mundo.
2Sigue adelante con paso ligero más allá de su insensata persuasión.
3No les prestes oídos.
4Aquiétate hoy y escucha la verdad.
5Ve más allá de todas las cosas que no hablen de Aquel que
tiene tu felicidad en Sus manos, y que te la ofrece con calidez y amor.
6Escúchalo únicamente a Él hoy, y no te demores más en llegar hasta Él.
7Eccucha una sola Voz hoy.
- Hoy se cumple la promesa de la Palabra de Dios.
2Escucha y permanece en silencio.
3Él quiere hablarte.
4Él viene a ti con milagros que son mil veces más jubilosos y más
maravillosos que los que tú jamás hayas podido soñar o desear en tus sueños.
5Sus milagros son verdad.
6No se desvanecerán cuando al sueño le llegue su fin.
7Por el contrario, son los que darán fin al sueño; y
perdurarán eternamente, pues proceden de Dios para Su Hijo bienamado,
cuyo otro nombre eres tú.
8Prepárate hoy para los milagros.
9Permite que hoy se cumpla la ancestral promesa que tu Padre
te hizo a ti y a todos tus hermanos.
- Óyelo hoy, y escucha la Palabra que levanta el velo que cubre
la tierra y que despierta a todos los que duermen y no pueden ver.
2Dios los llama a través de ti.
3Él necesita tu voz para hablarles, pues, ¿quién sino el
Padre podría llegar hasta el Hijo, llamándolo a través de tu Ser?
4Óyelo hoy, y ofrécele tu voz para que Él pueda hablarle a
las multitudes que esperan a oír la Palabra que Él pronunciará hoy.
- Estáte listo para la salvación.
2Está aquí, y hoy se te concederá.
3Y descubrirás cuál es tu función por medio de Aquel que
la eligió por ti en Nombre de tu Padre.
4Escucha hoy, y oirás una Voz que resonará por todo el mundo a través de ti.
5El Portador de todos los milagros necesita que tú los recibas
primero, para que así te conviertas en el feliz dador de lo que has recibido.
- Así comienza la salvación y así termina: cuando todo sea tuyo
y lo hayas dado completamente, permanecerá contigo para siempre.
2La lección se habrá aprendido.
3Hoy vamos a practicar lo que es dar, pero no de la manera
en que lo entiendes ahora, sino tal como es.
4Los ejercicios de cada hora deben ir precedidos de esta plegaria de iluminación:
5Me aquietaré y escucharé la verdad.
6¿Qué significa dar y recibir?
- Pregunta, y confía en que se te contestará.
2Lo que pides es algo cuya respuesta ha estado esperando
mucho tiempo a que la aceptes.
3Dicha respuesta representará el comienzo del ministerio
para el que viniste, el cual liberará al mundo de la creencia de que
dar es una manera de perder.
4De este modo el mundo se prepara para entender y para recibir.
- Aquiétate y escucha la verdad hoy.
2Por cada cinco minutos que pases escuchando, mil mentes se
abrirán a la verdad y oirán la santa Palabra que tú oyes.
3Y cuando la hora haya pasado, liberarás mil más que harán una
pausa para pedir que la verdad les sea revelada tanto a ellas como a ti.
- Hoy se cumple la santa Palabra de Dios cuando tú la recibes para
darla, de manera que puedas enseñarle al mundo lo que significa dar,
escuchándolo y aprendiéndolo de Él.
2No te olvides hoy de reforzar tu decisión de escuchar y recibir la
Palabra, repitiendo el siguiente recordatorio tan a menudo como te sea posible:
3Déjame aquietarme y escuchar la verdad.
4Hoy soy el mensajero de Dios.
aMi voz es Suya para dar lo que recibo. |